martes, 24 de mayo de 2011

Y el sureño se cruzó con el perro



Era de madrugada. Año 1903. Estación de Tutwiler, en el estado de Mississippi. Un tren que llegaba con nueve horas de retraso obligó al compositor de marchas W.C Handy a dormir en la estación. Aparentemente no había nadie. Soledad, oscuridad y calma se antojaban como su única compañía. De repente, W.C Handy escuchó unos extraños sonidos que no había oído jamás en su vida. Se giró y pudo apreciar la figura de un hombre alto y delgado. El propio Handy lo definió como un negro cuyo rostro reflejaba una especie de tristeza antigua. Tenía la ropa hecha jirones y los dedos del pie se salían por los agujeros de los zapatos.

El enigmático hombre negro emitía una serie de sonidos que procedían de rasgar su raída guitarra con una especie de cuchillo. Deslizaba una y otra vez la hoja de la navaja a lo largo de las cuerdas del carcomido instrumento. El efecto resultaba asombroso, mágico y evocador. La canción, por su parte, era de una simpleza cautivadora. La estructura apenas variaba. Repetía tres veces la frase "Going' where the Southern cross the dog" (voy donde el sureño se cruza con el perro).

Handy, incapaz de ocultar su infinita curiosidad, interrumpió al cantante y le preguntó sobre el significado de tan 'relevante' frase. El hombre, afable y animoso, le contó la historia del ferrocarril del Delta del río Yazoo, conocido popularmente como 'Dog', cuyas iniciales Y.D inspiraron a algún coetáneo burlón a bautizarlo como Yaller Dawg (perro aullador en sureño). En aquella época era el único tren que atravesaba la región. Uno de los ramales, la North Dog (perro del norte), se dirigía hacia la localidad de Moorhead donde se cruzaban las líneas que viajaban al este con las del oeste. Y justo a ese lugar exacto iba nuestro cantante nocturno, al punto 'donde el sureño se cruza con el perro'.

Esta historia forma parte de la leyenda del blues del Delta. En su autobiografía The Father of the Blues, William Christopher Handy recoge con detalle esta experiencia iniciática que, como si se tratase de una revelación, hizo que su vida cambiara de rumbo y empezara a interesarse por 'los estilos regionales' del Delta del Mississippi. En realidad Handy se había trasladado a Clarksdale -cuna del blues- después de recibir una invitación formal para dirigir una orquesta de músicos negros, Knights of Pythias, cuyo repertorio se basaba fundamentalmente en marchas. De hecho, el mismo Handy llegó allí con la intención de convertirse en un reputado arreglista y compositor y ganarse así el título de 'Rey de las Marchas', no el de 'Padre del Blues, como finalmente ha pasado a la historia.

Handy era un tipo ambicioso y fanfarrón, que tras la revelación de la estación de Tutwiler fue incorporando progresivamente las formas de blues a sus composiciones, aunque con cierta tibieza. Tuvo que ser en Cleveland (Mississippi), sin embargo, donde le viniera la segunda y definitiva revelación. Estaba actuando con su banda y en uno de los descansos el público le reclamó algo de 'música nativa'. Handy hizo lo que pudo e interpretó una canción sureña tradicional pero de manera demasiado orquestada. El público no quedó satisfecho y le reclamó una segunda petición. Ante el estupor de Handy, de entre el auditorio aparecieron tres muchachos que portaban tres desgastados instrumentos: una guitarra, un contrabajo y una mandolina.

Los desconocidos empezaron a tocar una pieza en la línea de las formas primitivas escuchadas al músico negro de la estación. Para Handy eran de una perturbadora monotonía que no seguían ninguna de las reglas clásicas de arreglos y composición. La escuchó con desdén,  sabedor de que no gozaría del beneplácito del público. Sin embargo, su sorpresa fue enorme cuando, al acabar, el público empezó a lanzar profusamente dólares al escenario. La lluvia de billetes no cesaba y fue entonces cuando Handy empezó a valorar el blues como la nueva forma de expresión reinante.

Poco tiempo después ya había escrito varios arreglos. Más tarde, en 1912, surgieron sus creaciones más famosas: 'St Louis blues' -el primer blues de la historia convertido en canción popular- y 'Memphis Blues', canción escrita para apoyar al candidato E. H. Crump a la alcadía de Memphis. En 1914, en homenaje al citado Yaller Dawg, compuso 'The Yellow Dog Blues', que aquí presentamos en la versión grabada por el sexteto del pianista Fletcher Henderson en 1924, con la indomable Bessie Smith en la voz principal.

"El efecto fue inolvidable. Su canción me cautivó de inmediato. Se acompañaba por la guitarra con la música más rara que yo había oído jamás". W.C Handy.
          


miércoles, 4 de mayo de 2011

Nueva Orleans y su exótico carnaval de ritmos

King Oliver's Creole Jazz Band en 1921
Tuvo que ser fascinante. Una experiencia realmente embriagadora para el espíritu y única y estimulante para los sentidos. De esos momentos históricos que me hubiera gustado vivir en directo. Si pudiera retroceder al pasado y visitar un lugar y una época concreta, sin duda elegiría los primeros años del siglo XX, en Nueva Orleans, de entre mi lista de favoritos. Posiblemente en primer lugar.

Retrocedamos por un instante allí. Dejemos volar nuestra imaginación y viajemos con la mente hasta Congo Square, centro neurálgico del distrito viejo - el popular French Quarter- en el Nueva Orleans de principios del siglo pasado. Una multitud variopinta se congrega alrededor de los tambores; el  ritmo contínuo y preciso invita a bailar una danza frenética y tribal, los conocidos como ring shouts. Se oyen también desfiles de metales, cornetas festivas, bandas militares, marchas funerarias, el Mardi Grass...Todo era posible en Congo Square. Hasta los esclavos negros tenían vía libre por ley para cantar y bailar únicamente en ese lugar.

A diferencia de los orígenes del blues, en el rural y segregacionista estado de Mississippi, los comienzos del jazz tienen que ver con el carácter multiétnico, bullicioso y portuario de Nueva Orleans. También había racismo, por descontado, pero la herencia histórica (el estado de Lousiana perteneció a Francia y luego a España antes de pasar a formar parte de la Unión), la variedad racial (europeos, caribeños, africanos o norteamericanos), la amalgama cultural y el exotismo confirieron a la ciudad una atmósfera especial y un clima de efervescencia que ningún otro lugar del mundo tenía por aquel entonces. Por ese motivo suele decirse, en la historia oficial del jazz, que fue el caldo de cultivo ideal para el nuevo estilo...

Pero, ¿en qué momento exacto nació el jazz? ¿quiénes fueron sus creadores? ¿cuáles eran sus formas musicales?. Bien, aunque hay libros enteros que analizan estos aspectos en profundidad, voy a intentar dar unos matices aquí y ya entraremos más adelante en detalles. El jazz no nació un día concreto de la noche a la mañana, sino que se fue formando a través de diversas influencias y a lo largo de los años, en un período indeterminado que abarca casi todo el siglo XIX. El término más adecuado para entender el proceso sería sincretismo, es decir, mezcla de elementos culturales que anteriormente existían por separado, algo característico que se apreciará en toda la historia del jazz posterior.

Formas musicales como el ragtime (ritmos sincopados procedentes de los criollos negros),  los espirituales (cantos religiosos afroamericanos), el minstrel (representaciones teatrales cómicas donde los blancos pintados como negros ridiculizaban el estilo de vida éstos) y por supuesto el blues, se encuentran entre sus precursores. De todos ellos, los elementos estilísticos del ragtime y el blues se perfilan como la influencia decisiva para el surgimiento y evolución de la primera música jazz, ya en los albores del siglo XX.

Sin embargo hay otro aspecto determinante que no debemos obviar: el factor social. Storyville era por aquellos años el lugar al que todo el mundo iba. Una agitada vida nocturna se convirtió en el escenario idóneo para la proliferación de burdeles, mafiosos, diversión, alcohol y, como no, música. Pianistas, cantantes y bandas de toda índole vieron en la aparente libertad de The District (literalmente El Barrio, término utilizado por los propios músicos para referirse a Storyville) la oportunidad perfecta de ganarse la vida. Por allí se veía habitualmente a dos figuras claves en la historia del jazz:  Buddy Bolden, enigmático cornetista criollo, considerado como el 'Padre del Jazz', del que no se conserva ninguna grabación sonora y el pianista Jelly Roll Morton, emblemático personaje, borracho, fanfarrón y mujeriego que se atribuyó a sí mismo la invención del jazz.

Precisamente "Buddy Bolden's Blues" es una pieza homenaje de Jelly Roll Morton, interpretada a piano y voz, a uno de los temas más conocidos de Bolden, titulado "Funky Butt".

"Si no consigues poner aderezos españoles en las melodías, nunca tendrás lo que yo llamo el aliño adecuado para el jazz", Jelly Roll Morton.