domingo, 21 de julio de 2013

Inicios del jazz en España (I): el baile de los negritos


¡Madre, cómprame un negro, cómprame un negro en el bazar! que baile el charlestón y que toque el jazz-band. Canción popularizada por Reyes Castillo, La "Yankee".
Como ya apuntamos en su momento, según Jelly Roll Morton el jazz primigenio tenía un matiz español que lo diferenciaba del ragtime, pero eso no quiere decir que el jazz procediera de España. Al contrario de lo que ocurrió con el jazz en Estados Unidos -como es sabido, subió desde Nueva Orleans hasta Chicago en un viaje Sur-Norte al amparo de los movimientos sociodemográficos- la llegada del jazz a España se produjo desde las grandes capitales europeas, fundamentalmente París y Londres, es decir desde el Norte. De hecho, durante el primer tercio del siglo XX, los suntuosos casinos y hoteles de ciudades como San Sebastián y Santander, lugares de veraneo real y cortesano, se empaparon de las modas musicales que dominaban en Europa y fueron la puerta de entrada de muchos de los últimos bailes llegados de América, el jazz entre ellos.

Asimismo también hay que tener en cuenta la conexión que, en aquella época, existía entre Madrid y La Habana (colonia hasta el desastre del 98) y que reflejaba una influencia negra en las revistas y zarzuelas españolas del siglo XIX. En ese sentido, la zarzuela sirvió como género esponja que asimiló muchos de los materiales musicales del momento, incluidos los ritmos que venían del otro lado del Atlántico, como el tango o la habanera. Y por supuesto, es necesario considerar la intensa actividad portuaria (y nocturna) de Barcelona para analizar el camino hacia la popularidad en nuestro país de muchos de los espectáculos que causaban sensación en los teatros de varietés europeos y por extensión de las primeras bandas de jazz que actuaron en España.